Elegancia sin alarde: ‘Monasterio’ de Félix Ramiro abre el nuevo capítulo del hombre contemporáneo
Con “Monasterio”, Félix Ramiro reafirma que la elegancia masculina no es solo cuestión de proporciones o etiquetas, sino de significado. Esa combinación de alma, oficio y mirada contemporánea le reafirma como un pilar de referencia en la moda nupcial masculina española. La colección invita a detenerse, a tomar aire y vestir desde dentro hacia fuera.
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Moda y Moda magazine
10/29/20253 min read


Con más de tres décadas de trayectoria, el modisto malagueño Félix Ramiro vuelve a hacer de la elegancia masculina un ejercicio de emotividad, tradición y visión contemporánea a través de “Monasterio”, su última propuesta presentada en la 14ª edición de Atelier Couture, celebrada en la histórica sede de la Real Fábrica de Tapices de Madrid.
La esencia de la colección“Monasterio” parte de una metáfora quizá inesperada para la moda nupcial masculina: el retiro, el recogimiento, la introspección. En palabras del diseñador, se trata de “reconectar con la presencia”, con la respiración del traje, con el sentido profundo de vestir.
Esta colección articula una sastrería ritual, donde las piezas clásicas —smokings, semilevitas, trajes de líneas alargadas— se reinterpretan con giros contemporáneos: bombers en silueta híbrida, chaquetas cruzadas de patrón arquitectónico y drapeados que evocan el pliegue de una túnica monástica.
Paleta cromática y tejidos: una fusión de sobriedad y riqueza
El cromatismo de “Monasterio” se inclina por tonos que conjugan la austeridad espiritual con la profundidad del masculino moderno. Destacan el negro carbón, el burdeos intenso, el rojo rubí y los toques de oro pálido o satinado, símbolos de fuerza, solemnidad y refinamiento.
En cuanto a los tejidos, la colección juega con materiales nobles y contrastes de textura: lanas de caída limpia, sedas suaves, microfibras naturales, terciopelos discretos, tul y chiffon para forros o detalles. Esta combinación aporta estructura, fluidez y matiz al diseño masculino, al tiempo que mantiene el sello artesanal que distingue a Félix Ramiro.
¿Por qué “Monasterio”?
El diseñador se inspira en una narración personal que combina trabajo, retiro y celebración: un grupo de jóvenes que, tras participar en la Expo ’92 para costear sus estudios, se retiraron a un monasterio para la reflexión y luego regresaron para festejar su experiencia. Esa paradoja —silencio y celebración— alimenta el guion creativo de la colección.
Así, vestidos que podrían parecer de ceremonia ligera (bombers, chaquetas cruzadas) adquieren un aura de meditación activa. Lo que se propone es una elegancia que no grita, sino que habla desde la ausencia de ruido —un traje es, entonces, una armadura a la vez que un manto.
Puntada a puntada: detalles que importan
Con la precisión que le caracteriza, el taller de Félix Ramiro aborda cada pieza con minuciosidad: frunces que remiten a los pliegues de un hábito, drapeados que imitan el recogimiento, cortes alargados que estilizan sin perder presencia masculina. La mezcla de tradición (sastrería, patrones clásicos) y vanguardia (tejidos híbridos, siluetas reinterpretadas) define el ADN de la colección.
Público objetivo y estado de ánimo de la colección
Hablamos de un hombre que viste para más que una fecha: para una experiencia, un estado interior. Un hombre que reconoce en su traje no solo un contenedor de estilo, sino un vehículo de identidad. La oferta de “Monasterio” no es la de destacar por ostentación, sino por autenticidad y profundidad.
Creado para ceremonias, cócteles y momentos donde la moda masculina debe dialogar con el entorno, el trabajo de Félix Ramiro apuesta por la confortabilidad sutil, por la nobleza del tejido y la perfección del corte.
Conclusión
Con “Monasterio”, Félix Ramiro reafirma que la elegancia masculina no es solo cuestión de proporciones o etiquetas, sino de significado. Esa combinación de alma, oficio y mirada contemporánea le reafirma como un pilar de referencia en la moda nupcial masculina española. La colección invita a detenerse, a tomar aire y vestir desde dentro hacia fuera.
Es un recordatorio de que un traje puede ser silencioso y, paradójicamente, muy ruidoso en presencia.
Sara Ladron de Guevara: coolhunter






























































